Leer a los niños desde su más tierna infancia aumenta su capacidad lingüística.
Inculcar a nuestros hijos el amor por la
lectura quizá sea uno de los mejores regalos que podemos hacer a la
progenie. La lectura favorece un mejor desarrollo afectivo y psicológico
en los niños, les da la oportunidad de experimentar sensaciones y
sentimientos con los que disfrutan, maduran y aprenden; con los libros
ríen, sueñan y viajan a otros mundos; comparten momentos gratos en
familia reforzando así el vínculo con los padres... En definitiva, con
la lectura los niños crecen en todos los sentidos.
Está demostrado que la lectura mejora
la capacidad y el progreso lingúístico de los niños. De hecho, cuanto
antes se expone a un niño a la lectura, mejor es su capacidad
lingüística y sus habilidades. Aprenden las palabras con mayor rapidez,
mejoran su comprensión y ejercitan su cerebro para la adquisición del lenguaje que se produce entre los 10 y 30 meses.
La exposición temprana de los niños al lenguaje narrativo y
poético, a los juegos de palabras y las rimas contribuye a una
apropiación distendida del lenguaje y a la comprensión de las
estructuras profundas de la lengua materna. «Este hecho redundará en una
alfabetización gradual, segura y feliz.
Antes de los tres años, a los niños les interesa más la sonoridad que
el contenido, pero es muy útil para que vayan interiorizando el lenguaje
y los silencios; a nivel cognitivo, les ayuda a crear asociaciones
entre su experiencia y el mundo exterior», explica la doctora Esther
Serrano, pediatra de Atención Primaria. Esta profesional aconseja «leer en voz alta a los niños incluso antes de que empiecen a caminar».
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